El sistema floral trabaja a través de un mecanismo de acción vibracional o energético.
La energía de las flores actúa sobre el campo vibracional del ser humano y lo armoniza. Las rupturas o bloques de los circuitos energéticos llevan a un desequilibrio emocional y si éste se prolonga en el tiempo dará alteraciones funcionales, que se manifestarán, más tarde, en patologías orgánicas. Uno de los aspectos más notables de esta terapia es la búsqueda y el tratamiento del origen verdadero de la enfermedad.
El Dr. Bach establecía que las emociones tienen un efecto profundo en nuestra salud. No solo afectan al sistema inmunológico, sino que crean predisposiciones a muchas enfermedades.
Prácticamente a cada enfermedad se le ha asociado una emoción negativa. Por ejemplo, emociones como el odio, la envidia y el resentimiento están relacionadas con enfermedades como el cáncer y la diabetes. Las enfermedades de la piel se relacionan con la falta de autoestima. Siempre que hay cambios en el estilo de vida hay tensión emocional, lo que debilita al sistema inmunológico, que a su vez produce el desarrollo de enfermedades. Es en este punto donde las flores de Bach nos muestran su valor, ya que no solo sirven para resolver el problema emocional, sino también la causa emocional de la enfermedad.